jueves, 29 de septiembre de 2011

LÍRICA IV.




¡A MI VIEJO!

¿VIEJO?

¡Nunca vi viejo,
a mi Viejo!
De quebracho era su cuerpo,
su corazón una fragua
avivada por pamperos
donde la integridad se templaba
forjando pensares férreos
bajo una vida acrisolada.

¡Nunca vi viejo,
a mi Viejo!
Su alma de blanco ceibo,
hacia el azul, firme rumbeaba
buscando sereno aposento
para su vida cristiana.

¡Nunca vi viejo,
a mi Viejo!
Sus ojos eran cielos
luminosos, que alumbraban
claro, despejados de miedos;
de frente, acariciaban
demostrando sus afectos
y, entornados, picardeaban
de sano humor campero
en sus bromas campechanas.

¡Nunca vi viejo,
a mi Viejo!
Generosas en el esfuerzo,
sus nudosas manos francas
sustento al prójimo también dieron
y, ásperas de trabajo, tiernamente mimaban
a su esposa, sus hijos y nietos;
descansando bajo la parra,
mateábamos en silencio
o éramos oidores de ingeniosas palabras
conque adornaba sus cuentos,
salpicados de enseñanzas.

¡Nunca vi viejo,
a mi Viejo!
Mas, la pérdida de su amada
le rodeó de oscuro viento
y, otra trampa de la pérfida parca
nos robó a nuestro viejo
a pocos días de habernos arrebatado la mama.

¡Nunca vi viejo,
a mi Viejo!
Sólo al ver tan enteramente yerto
a alguien tan vivamente entero
desperté de mi visión ideal:
¿cómo iba a ser siempre joven mi viejo,
sino no era un dios inmortal!
Así fue como debí enfrentar
aquella cruel horfandad.

Es que,torpe de mí,
¡Tarde había comprendido,
cuán viejo era ya, mi Viejo!

sábado, 24 de septiembre de 2011

Lírica III.



ANGUSTIA EN VINO.

Lentamente apagó el sol
su lámpara de trigo
acallando en los árboles
arrullos de pájaros en nido.

Fruta madura
de un día finito,
la noche se dejó caer
sobre los campos umbríos.

Lejana soledad despertó
temores en el hombre niño,
y de adentro hacia afuera
brotó un reclamo de copas de vino.

Los vinos fueron estrellas
calentadas por el fuego del tinto,
y en el corazón desamparado,
la angustia se hizo añicos.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Lírica II.




EL HOMBRE Y EL RÍO

El agua pasa musicalizando arpegios
en su andar entre piedras ariscas
domadas por la mano del tiempo;
sonidos que acarician aquel claro espejo
donde asombrado se mira el azul cielo.

A la orilla del cambiante río,
el hombre, agobiado de trabajos,
descansa sobre tronco añejo
su angustia de andar estrellado
rejuntando hilachas de un esquivo sueño.

Mas el río, en su fluir sin descanso,
al resguardo de sauces que lo besan,
trae navegando por el cauce de la vida
fresca melodía que llega susurrando
verdes esperanzas para un tiempo nuevo.

La melodía,
persuasivamente calma,
al caminante le penetra los sentidos,
al corazón le habla,
su espíritu levanta,
la alforja de sus penas aliviana
con un nuevo sueño lo inflama
y, con brío renovado,
nuevamente al sendero lo lanza.

Cantando vive el río,
el hombre camina soñando,
callado espera el camino.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Lírica I.


NIÑA DE LOS -


Niña de los naranjos
-aroma de liceal-
era un cielo despejado,
muy propio de nuestra edad:
veinte mayos sumaba yo
y quince nardos lucías tú
cuando yendo y viniendo de estudiar
de lunes a sábados pasabas
delante de mi hospedaje laboral;
nos saludábamos con la mirada,
palabras sin pronunciar,
flor caminando por la acera tú,
tronco acodado en el balcón yo.

Chiquilina de los naranjos
-aroma de azahar-
¿olvidastes o recuerdas
aquel mágico embrujo
que en dos ocasiones nos unió?
Fue un sábado una vez,
y otra, un domingo fue;
queriéndolo o sin querer,
al destino desafiando
el designio de los astros,
tomándonos de improviso,
de pronto nos acercó
al uno al lado del otro
¡y juntos los dos nos vimos,
sin querer o queriéndolo!
de noche en un baile de gala
allá en el viejo club Unión,
en la antigua iglesia de mañana,
acá comulgando con devoción;
resguardados en el silencio,
renuentes a todo contacto,
sin permitirnos un ¡ay! los dos,
así estuvistes a mi lado tú,
a tu lado así me mantuve yo.

Chiquilina de los naranjos
-aroma de libertad-
cuando me asomé a tus ojos
mi alma entera reverberó;
cuando contemplé tus labios
mi boca cerrada se sonrió:
pensé... ¿pensé?
¡sí! pensaba dudando...
¿rozo su codo?
¿le tiendo la mano?
¿le digo? ¿le digo...?
¿pero qué le digo? ¡por Dios!
pensé tanto... ¡tanto pensé!
y tanto ¡tanto dudé!
que, finalmente, ¡nada!
nada de lo pensado ejecuté
y así fue como ocurrió
que aquel azulado hechizo
así como había alumbrado
igualmente se eclipsó;
porque nada hicistes tú
y nada tampoco hice yo.

Chiquilina de los naranjos
-aroma de claridad-
no sé qué vistes en mi rostro tú;
yo, en el tuyo, tímida invitación.
Guardaba yo un compromiso,
tú gozabas de libertad,
entonces: ¡qué me detuvo?
¿respeto a tu corazón?
¿atisbo de honestidad?
¿lealtad a mi antiguo amar?
Fue acierto, o desatino fue.
Ahora enigma no aclarado,
porque aún hoy no logro descifrar
lo que ayer escapó a mi razonar:
cuál fue la razón
por la que nunca te hablé.
Por ello no me lamento hoy,
¡si de ello no me arrepentí ayer!
porque, en esa cruz de caminos,
los dos,por voluntad propia
nos cerramos a una ilusión.
Sin excusas ni despedidas,
con sonrisa cómplice los dos,
por senda escogida marchastes tú,
por elegido camino continué yo.

Chiquilina de los naranjos
-aroma de manantial-
cincuenta años han pasado
de aquella edad sin igual
y eres rosada memoria
en mi alforja cerebral.
En el horizonte opacado
de este mi mayo invernal
tu recuerdo es cielo soleado,
estampa que no marchita,
vino donde emborracha mi pluma,
zumo donde abreva mi inspiración
convocando las musas de la poesía
para saciar mi sed de escritor,
porque aunque tú nunca lo sepas
ni yo comprenda el porqué,
aunque hayas podido olvidarme tú
jamás pude olvidarte yo.

Chiquilina de los naranjos
-aroma de mocedad-
¡nada hay que reprocharnos!
¿por qué? ¡faltaría más!
si fue por nuestra voluntad
que aquellos momentos embrujados,
eternidad en la más estrecha unión,
tuvieron aquel inmaculado final.
Porque nunca intenté saber tu nombre,
porque tampoco el mío conoces vos
¡"Chiquilina de los naranjos"!
con tal líco apodo te nombra
la escrita voz de un servidor
quien, a la luz de una estrella madrina,
en este cuento de primorosa flor,
de aquellos sucesos testimonio da.
¡oh cumbre de los milagros del afecto,
así a mi lado es como existes tú,
así a tu lado es como vivo yo!