- LA INEXISTENCIA DE DEMOCRACIAS -

Desde hace algunas décadas, en numerosos países (en especial en nuestros países latinoamericanos), se ha ido instalando en gran parte de la población, una creciente desilusión con respecto a las esperanzas oportunamente depositadas en el sistema democrático de gobierno, considerado como el instrumento más idóneo para satisfacer las necesidades apremiantes que aquejaban a sus pueblos.
Esta desilusión, está generalmente acompañada por una amplia condena a la acción de los políticos.
La expresión más visible que podemos observar de esta desilusión, y, de esta condena, la encontramos, más que en las encuestas que así lo afirman, en los altos grados de abstención que demuestra la ciudadanía, no sólo con respecto a su intervención en la vida de los partidos políticos, sino, lo que es más notorio, con respecto a su participación en los actos eleccionarios.
Esta desilusión, esta condena y esta abstención ¿son pasibles de adjudicar a alguna ineficacia intrínseca, propia de la democracia? O. tal vez, ¿no será que en realidad no existen gobiernos verdaderamente democráticos, y de esta inexistencia es que precisamente se deriva la frustración de la ciudadanía, que ve que pasan las décadas y que las condiciones de vida de los pobladores de sus países, en vez de mejorar, empeoran?
No es dable esperar, cuando se interroga a un gobernante, que preguntado sobre si considera que su gobierno es democrático, llegue a responder que no.
Por otra parte, si preguntamos a los ciudadanos, sobre si ¿consideran o no que viven en una democracia? la inmensa mayoría de quienes viven en la mayor parte de los países actualmente existentes, contestan que sí.
Y, si efectuamos una consulta, a nivel académico, sobre si ¿realmente, es la democracia la forma de gobierno predominante? mayoritariamente nos afirman que sí, aunque es probable que, al nivel de ciencias políticas, algunos nos hagan la salvedad de que la democracia admite diversas variantes
Pero, ¿vivimos, o no vivimos, en democracia?
¿La democracia admite diferentes sistemas de gobierno?
¿La democracia es una realidad instalada, o es un proceso inacabado?
Personalmente, creemos que la democracia, entendida como el sistema político en que el gobierno es ejercido por el pueblo, a través de funcionarios a quienes se les confiere, muy circunstancial y transitoriamente, determinadas tareas específicas, orientadas a lograr y a asegurar el efectivo bienestar del conjunto de ciudadanos que constituyen una nación, es algo que, actualmente, no existe en ningún país.
Me remito, para hacer y sostener dicha afirmación, a los millones de marginados y excluidos que existen en todas las sociedades, a los más de cuarenta millones de personas que viven por debajo de la línea de la pobreza en los propios Estados Unidos, sin contar a los cientos de millones que viven en esa misma situación en el continente asiático y otros tantos cientos de millones en el mundo africano, que subsisten en condiciones aún peores .
No sólo en nuestro país existen los barrios de marginados, en casas de lata, de cartón, de costaneros, de improvisadas carpas; parecería que hubiéramos retornado al tiempo de las tolderías. Ellos existen, incluso, en aquellos países considerados como los más económicamente superdesarrollados, porque el simple crecimiento económico no asegura de por sí, ni el desarrollo humano de las naciones, ni la justicia social en tales comunidades. Sí, en ellos también viven millones de desocupados y de excluidos de los bienes de su patria; incluso, excombatientes que quedaron lisiados como consecuencia de las heridas recibidas en combate, defendiendo la bandera de su país, han devenido a esa misma triste condición. No sirviendo ni para combatir, ni para producir, ni para consumir, han sido arrojado al rincón de los trastos inservibles. Los que gobiernan la sociedad no se dan por enterados de esas situaciones denigrantes que existentes en países que alardean de ser democráticos.
Es que, la democracia, es decir, la democratización de la sociedad, ya ni siquiera constituye la meta esencial que promueve las distintas actividades de los diversos partidos políticos que gobiernan nuestras naciones, donde las oligarquías partidarias se muestran más preocupadas por el engrandecimiento y/o la sobrevivencia de su colectivo político, que por el crecimiento económico de su país y el desarrollo humano de su comunidad nacional
Nos parece que ello sólo admite dos explicaciones racionales: o se parte de una equivocada premisa de que se vive en democracia, o no existe aspiración alguna de concretarla.
En definitiva, cualquiera de ellas, nos enfrenta a un mismo gran desafío.
Instalar, inmediatamente, en el seno de nuestras sociedades, primero, la tarea de esclarecer qué es democracia y, luego, la lucha por su consecución.
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Buscar la verdad, tarea que nos acompaña y alienta, presupone haber adoptado previamente, una actitud de duda sistemática y razonable, ante todo aquello que se nos presenta ante nuestra conciencia, a través de nuestros sentidos y de nuestro intelecto, como una cosa absoluta y definitivamente aclarada, es decir, como un dogma religioso que no tolera dudas y no admite discusiones.
Entonces, por el bien común, también se debe dudar de nuestra verdad.
Si en algo se aprecia la verdad, una primera obligación es someter a una revisión exhausta, antes que nada, estas reflexiones personales, porque, la verdad no está reservada ni una persona ni a una élite iluminada, sino que ella sólo es accesible a través del esfuerzo compartido por toda la humanidad.
Inocencio de los Llanos, lamentablemente, no es sino, como todos ustedes, como todo ser humano, un ser falible, afanado en la búsqueda de las verdades humanas.
Inocencio de los llanos de Rochsaltam.
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